La inversión en compañías tecnológicas es una de las ambiciones de Arabia Saudí, como se puede deducir del fondo que el país va a crear con ayuda de Softbank.
A medida que los ingresos del petróleo se reducen, los países cuya financiación principal depende de esta materia prima se esfuerzan por diversificar sus economías. Las renovables son una de las opciones que varios países del Oriente Medio están explotando. La construcción de plantas solares y eólicas, así como la creación de empresas públicas que se dedican a este sector ha proliferado en los últimos años. Otro de los caminos es el de la inversión.
Más concretamente se puede hablar de la inversión en el sector tecnológico, uno de los más pujantes. El cambio de rumbo en la economía mundial es evidente desde hace unos años. Hace cinco años, en el primer trimestre de 2011, había tres petroleras entre las primeras cinco compañías por capitalización bursátil y solo Apple representaba a las tecnológicas. Al final del tercer trimestre de este año las primeras cinco compañías por capitalización eran tecnológicas, con Exxon Mobil en las sexta posición y única representante de las petroleras entre las diez empresas más valoradas.
De ahí que el gobierno de Arabia Saudí se haya propuesto invertir en el sector tecnológico. Recientemente se ha confirmado que el gigante japonés Softbank va a crear un fondo de inversión cuya cuantía se espera ascienda a 100.000 millones de dólares. De estos, el conglomerado nipón aportaría 25.000 millones, mientras que se prevé que el Fondo de Inversión Público saudí añada a la cuenta 45.000 millones. El resto lo pondrían otros inversores globales.
El Fondo de Inversión Público saudí ya ha coqueteado antes con las tecnológicas. El hecho de que en 2014 los precios del petróleo se hundieran ha servido de acicate al gobierno de este país para diversificar su capital. El pasado mes de junio invirtió 3.500 millones de dólares en la más valorada de las startups, Uber.
En lo que respecta a Softbank, el conglomerado japonés tiene una larga historia de inversión en ámbitos muy diversos, aunque sin desviarse del sector tecnológico. Puso dinero en Yahoo, así como en Alibaba y recientemente anunció que había comprado la práctica totalidad de la compañía británica ARM, cuya arquitectura está presente en la mayoría de los smartphones.
La estrategia del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí recuerda en cierta manera a la del fondo soberano de inversión noruego, que lleva desde 1990 invirtiendo los beneficios derivados de la explotación del petróleo para obtener ingresos de otras fuentes. Su rentabilidad está en torno al 3,5% y la totalidad de sus activos ascendería a 800.000 millones de dólares, el equivalente a 160.000 dólares por cada habitante de Noruega.
Fuente: Think Big